martes, 30 de junio de 2009

Mi pequeño mundo



Si me diesen a escoger un parásito en el que convertirme sin duda me decantaría por el Dracunculus medinensis.

También conocido como
Gusano de Guinea o de Medina, las larvas "grandes" (Estadio L3) de este son ingeridas mediante agua no potable principalmente de países en vías de desarrollo.
Una vez en el intestino, éste es atravesado y pasan a la sangre donde se convierten en gusanos adultos. Allí el macho fertiliza a la hembra que puede llegar a medir hasta 14 metros, resulta inquietante pero la hembra siempre acaba asomando en la piel (generalmente de extremidades inferiores) En donde se liberan larvas "peques" (Estadio L1) que pasarán por contacto al agua y habrán de madurar en un crustáceo o también
copépodo.

Lo que hace que me solidarice con este parásito es que él es un luchador nato y distinto a los demás.

Resultaría muy tentador cargárselo con anti-parasitarios... pero ¡ Ay del paciente! la ruptura (lisis) del mismo provoca una reacción mediada por linfocitos Th2 parecida a la anafilaxis y el paciente acabaría muriendo a causa de la reacción inmunitaria fatal.

Por lo tanto para acabar con él cuando la hembra asoma su diminuta cabeza a través de la piel se ha de ir enrollando lentamente alrededor de un palito hasta exteriorizar todo el espécimen (con sumo cuidado para evitar que esta se fragmente desencadenando la muerte)

Sed bienvenidos a este blog, sentiros libres de comentar.

Be Dracunculus, my friend


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